Hace 523 años un buen grupo de cuellaranos abandonó la villa, no lo hicieron por propia voluntad, Doña Isabel y Don Fernando, los Reyes Católicos, les obligaron: o se bautizaban o se iban de Castilla, ellos, como otros muchos de los reinos de Doña Isabel prefirieron dejar sus pueblos, sus casas, su mundo, antes que renunciar a sus creencias. De ellos y de su barrio nos habla Julia Montalvillo en un nuevo artículo de investigación.
Se fueron, pero su recuerdo ha perdurado en un arco y en una calle que aún lleva su nombre, aunque hayan pasado cinco siglos: LA JUDERÍA.
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