martes, 21 de julio de 2020

La intercesión de Nuestra Señora de Santo Tomé para acabar con la sequía de 1737





Estos días el calor aprieta, y mucho, afortunadamente esta primavera ha sido lluviosa, pero todos recordamos años con los pantanos bajo mínimos y escasísimas lluvias en el año.
Nuestros antepasados, en esas grandes sequías, hacían rogativas, procesiones y novenas para que el cielo descargara el agua. Una de esas veces ocurrió en 1737.


En la penúltima hoja del “Libro de Rentas, heredades y otras cosas tocantes a la iglesia de Santo Tomé” , su párroco, el licenciado Don Jerónimo Cachorro, el 13 de septiembre de 1737 anota que ha entregado a Doña Ana Dávila, mujer de Don Manuel de Villarraguz, camarera de Nuestra Señora de Santo Tomé, un vestido para la Virgen y un delantal para el Niño que había donado el Ayuntamiento de Cuéllar, para que lo pusiera en el arca donde estaban los demás vestidos y alhajas de la imagen.
¿Qué llevó al concejo, justicia, regidores y procuradores de la Villa a hacer esta donación?.
Desde el otoño de 1736 la villa y su Tierra padecían una gran sequía, ante la perspectiva de perder las cosechas el Ayuntamiento y el cabildo eclesiástico de la villa decidieron hacer un novenario a principios de junio de 1737 a Nuestra Señora de Santo Tomé. La imagen se trasladó en solemne procesión desde su capilla a la iglesia parroquial de San Miguel, acompañada de las autoridades civiles y eclesiásticas y de la mayor parte de los cuellaranos.
El novenario consistió en el rezo de Vísperas todos los días a las 6 de la tarde, seguida por una misa concelebrada por el cabildo eclesiástico, a las 9 de la noche el rezo de completas a cargo del cura y beneficiados de San Miguel, junto con otros clérigos del resto de iglesias de la villa.
Según anota Don Jerónimo, el novenario dio resultado y llovió lo suficiente para salvar las cosechas.
Durante las celebraciones religiosas se recogían limosnas de los cuellaranos; el Ayuntamiento, de acuerdo con el cura párroco de Santo Tomé, las empleó en hacer un vestido para la imagen de la Virgen y un delantal para el Niño. El vestido era de listas de seda de tres dedos de ancho, unas azul celeste y otras de fondo blanco con flores rojas, además, llevaba unas mangas y un manto, tanto el vestido como el delantal llevaban franjas de oro y plata y estaban forrados de tafetán azul, lo entregaron a Don Jerónimo Cachorro en una funda de lino para guardarlo y protegerlo.
Si ustedes desean ver la fotografía de la anotación y su transcripción, solo tienen que pinchar en la pestaña "Archivos de Cuéllar: Curiosidades", yo les aconsejo verlo porque realmente merece la pena.